Cómo trabajamos
Nuestro estilo de trabajo perdura año tras año, ya que el 50% de nuestros productos proviene directamente de los agricultores. Sin ellos, no podría redactar estas palabras, ya que gracias a su colaboración temporada tras temporada, han sacado adelante sus cosechas y recibido el precio justo por su trabajo, basado siempre en oferta y demanda.
Durante todos estos años en los que he estado junto a mi padre en el mercado, he aprendido muchas lecciones. Sin embargo, hay un dicho que siempre me viene a la mente: «Mercado malo, prepara maleta«. Este refrán solía ser utilizado por los agricultores para transmitir a los mayoristas su descontento cuando el precio de un artículo en particular no se consideraba «justo«.
La base del negocio era sencilla: ser mayoristas y comisionistas.
Mi bisabuelo y abuelo tenían muy claro que, además de comprar huertos y vender gradualmente, necesitaban ampliar su variedad de productos para generar un flujo de caja que les permitiera cubrir los costes de mantener la empresa. Ser mayorista es gratificante, pero los gastos asociados son considerablemente altos. Además, como todos sabemos, los clientes que compran hoy no pagan al contado. Esto significaba que, si adquirías fincas de melones, sandías, alcachofas y esperabas cobrar a un mes, necesitabas tener un buen colchón financiero o te arriesgabas a la quiebra. En los años de postguerra, no era momento para confiar ni para asumir grandes riesgos.
Otro refrán que me viene a la mente es el de «Olivica comida, huesecico al suelo» sin lugar a dudas mis abuelos dieron con la clave.
Así que cambiaron un poco la estrategia comercial y se pusieron manos a la obra, conseguir agricultores que poco a poco les dejaran parte de sus cultivos de forma diaria para que ellos los vendieran a cambio de un porcentaje sobre la venta (este porcentaje no te lo diré, pero también te digo que en todos los años que llevo en la lonja dicha comisión no se ha movido).
A día de hoy la base de agricultores en el negocio se ha reducido por motivos exógenos y contamos con apenas con un 50% del negocio. El otro 50% es comprado en corridas, almacenes, intermediarios semi-mayoristas y mayoristas. Hasta donde sé, somos los únicos que quedamos trabajando directamente desde el campo al mercado.
No somos los mejores ni los peores pero sí los más baratos de la Región de Murcia.
En los años en los que mis abuelos comenzaron a trabajar en la lonja, la competencia era demasiado fuerte. Piensa que el que más y el que menos tenía un huerto, apenas existía industria y sector servicios nada de nada, así que había mucha oferta de productos agrícolas. Por tanto bajo la ley básica de «todo producto aún por barato se vende», y gracias a una estrategia táctica de pagar al contado mis abuelos pudieron ser muy competitivos y hacerse un hueco en la lonja de cartagena. ¿A qué me refiero al contado? En finanzas se puede decir a corto plazo una semana, dos semanas, etc, pero aquí ante la competencia elevada y la avalancha de productos, pagar ultra-rápido era algo indispensable. Por tanto si el género entró ayer y hoy se ha vendido, se paga por la tarde. El pago está 100% asegurado siempre y cuando sean productos vendibles y con un mínimo de calidad. Esto último aún lo mantenemos.